Llamadlo "inspiración"...

-Llamadlo "inspiración" porque escribo al amor sin conocerlo.-

Me acariciaba la espalda como un niño que entierra los dedos entre la arena para luego construir castillos con ella... No estaba rendido a mis pies, sino a la altura de mi mirada mientras me incitaba -sonriendo- a romper esas vajillas que no rompimos de pequeños.
Tentación personificada con el paisaje bucólico que escondía tras las pestañas. Perfecta imperfección la que mostraba en cada mueca al morderse el labio inferior, donde tenía tatuada la palabra "poesía" en letras transparentes con textura de saliva.
Sonreía y, cada vez que lo hacía, volvía a aparecer una chispa que creaba un incendio interior. "Frena que nos estrellamos" y aceleró. Golpe contra un muro de hormigón. Saltaron los pedazos y después, yo. Las yemas de mis dedos seguían sintiendo que su lienzo era su pecho y joder, qué bonita creación. Tú conduce, que a mí siempre me gustó ir de copiloto mirando por la ventanilla. Eso sí, ten cuidado no te salgas de la carretera con algún obstáculo que nos ponga la vida. Y deja de desprender melancolía, que mi boca empieza a dudar entre besarte los labios o los ojos, o pedir un desalojo y otra ocupación para quitarle el puesto a tu corazón y colarme yo dentro. Poder dormir al ritmo de tu respiración y no sé, sentir por una vez que formo parte de algo grande. Que yo siempre he sido muy pequeña, pero en los pequeños frascos se guardan las grandes esencias... -y el veneno-. Mira, que me da igual, que acepto que quizás esto nos lleve a la destrucción. Pero vamos a intentarnos, amor...

Clara I.

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