Entradas

Mostrando entradas de julio, 2019

Inconexo.

Imagen
A 38.600 pies del suelo, el vértigo se me antoja menor que cuando te miro la boca. Quiero explicarme, pero mi mente son hojas en blanco mojadas sobre las que sigue lloviendo. Si me atreviese a materializar lo que siento, las sensaciones se emborronarían. Hace frío y no de abrigo, sino de abrazo. Es la segunda pastilla que tomo y la tercera vez que lloro en lo que va de día. «Estoy mejorando», me repito y es mentira. A casi 1876,4 kilómetros me pregunto si cuando me marcho me sientes diferente, como lejos. Hoy es uno de esos días en los que la vida hace mucho ruido y yo necesito silencio. Ante la imposibilidad de gestionar mis emociones, como con las manos y me relamo los dedos. Nunca soy tan animal como cuando tengo miedo. Me tiembla la barbilla si reprimo el llanto. Mi yo más masoca me ahoga agarrándome del cuello. Me he vuelto a equivocar, una vez más. Después de 168 horas, supongo que hay cosas que sé que nunca me van a pasar. Después de 10.080 minutos, supongo que hay