Entradas

Mostrando entradas de junio, 2019

Muertes.

Imagen
De las cinco fases del duelo, creo que nunca he aprendido a pasar a otra que no sea la negación. Yo, que echo de menos a la abuela desde hace ocho años como el primer día. Sigo siendo esa niña de catorce años muerta de miedo, abrumada, una cría. Hace a penas unos días que alguien más murió. Su hija insiste en que me quería y nunca lo he dudado, se ha ido sabiendo que yo también la quiero. Recuerdo que siempre le preguntaba a mamá cuando iba a ser la próxima vez que me tocara viajar al extranjero, y ahora ella se ha ido más lejos de lo que yo he estado jamás. Ahora está siendo semilla de lo que pronto serán unas de las flores más bonitas del cementerio. Y yo seguiré durante años mirando hacia su lado del sofá, esperando encontrarla sonriendo y con los brazos abiertos porque sabía que siempre me acercaba a darle un beso. Y ella no necesitaba mucho más. Luego preguntaba por Lolo, mi perro, antes que por nadie más. Siempre le tocaba aunque le daba miedo, y le sacaba de su bol

Irrelevante.

Imagen
Hay muchas cosas que me gustaría que supieras sobre mí. Cuando te sepas las más importantes, esas que cualquiera conocería después de hablar unos cuantos días de seguido conmigo, espero que quieras ir más allá, a lo aparentemente irrelevante. Conocerme siempre, cada día, un poco más. Por ejemplo, mis complejos: Como que no me gustan las fotos de perfil o en las que me río, o mejor dicho, que no me gustan las fotos. Que odio mi nariz, lo pronunciada que es mi barbilla y las arrugas de la frente. O que no me siento cómoda con mi cuerpo. Espero también que te aprendas mis manías: Como que me cae mal la gente que dobla las páginas o pinta con bolígrafo los libros. O que me pongo todas las alarmas siempre acabadas en dos. O que para ducharme y dormir me quito collares, pendientes y anillos. Que si no pongo emoticonos, me parece que estoy siendo borde en una conversación. Puedes explorar y descubrir también algunos detalles del cuerpo que habito: como los dos tatuajes en la esp

Contrastes.

Imagen
El cuerpo reacciona con mecanismos de defensa cuando el dolor es fuerte y continuado. Mi cerebro siembra el caos para equilibrar la balanza y mi corazón lo sufre. Somatizo en el lado derecho porque el izquierdo ya se pudre. Y una semana después consigo escribir que estoy jodida, que si no tuviese esta sensación de ahogarme juraría que no estoy viva. Quiero aclarar que esto no es un poema por mucho que mi subconsciente se empeñe en que salga rima. Ayer lloré como hacía tiempo que no. No podía aguantar más sin saber de dónde provenía el dolor y mamá me abrazó. Ella, que siempre sabe lo que me pasa incluso cuando no lo sé ni yo. Ella, que siempre hace magia y es fuerte por las dos. Ayer quise dejarlo todo: la familia, los amigos, el trabajo, la escritura, Madrid, la vida. Quise arrancarme la piel y dejar sólo las heridas. Quise quitarme la mochila y soltar por una vez todo el peso que cargo. Yo no elegí mi pasado ni tampoco las consecuencias que he ido arrastrando. Sin embarg