Imagina-arte





Si no fuese porque duele, juraría que no es real. De él os podría decir que tiene los ojos del color de todos los sueños que me quedan por cumplir. Una salida de emergencia en los labios, que a la vez son incendio, como si la única forma de escapar fuese muriendo en ellos. Y también os podría contar que en el pecho tiene un aeropuerto para posibles aterrizajes forzosos, en caso de que falle el vuelo cuando esté a punto de tocar las nubes. Sé que es él por ser salvavidas a tiempo completo y porque es capaz de curarme cualquier herida con esa unidad de cuidados intensivos que esconde en las yemas de los dedos. 

Tiene un instrumento de cuerda en la garganta que suena si le besas el cuello y otro de percusión en el pecho que nunca descansa. Pero irónicamente no he escuchado mejor música que su silencio, ni he pintado mejor cuadro que un abrazo en su espalda, segundos antes de que se rindiera al sueño. Que me besa las comisuras hasta esculpirme una sonrisa en los labios y me lame las rodillas cuando me levanto yo solita después de una caída en un charco. Me recuerda que soy fuerte aunque siga tropezando y me asegura que así se aprende. Que es justo el tener miedo lo que me hace valiente. Y me jura que: cuando creemos que no podemos más, es en realidad cuando más podemos. Así que explicadme cómo no voy a creer da igual en qué, cuándo podré dejar de desangrarme en un papel y sobre todo quién será él, mi personificación del arte.

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