Propósitos para 2016

Para este año nuevo me he propuesto ser realista. Quizá por eso mi propósito para 2016 no es olvidarte, sino que al recordarte no duela. No pido sentir indiferencia, me basta con que, al escuchar tu nombre, no me falte el aire. Tampoco quiero no echarte de menos, sino aceptar que (por más que lo haga) tú no vendrás. Quiero encadenarte a mi pasado para que no pueda arrastrarte a mi presente.
¿Quién sabe? Quizá así pueda limpiar el polvo que me tapa la sonrisa y volver a pintarme los labios de rojo carmín. Quizá conozca a alguien que me inspire cosas felices para escribir y a quien hacer fotos bonitas y lo sean aún más porque esa persona esté en ellas. Quizá aprenda a mirar al vacío sin sentir vértigo y al cielo sin sentirme pequeña. Quizá aprenda a quererme y a querer de otra manera. Quizá sea capaz de creer en cosas que ahora me parecen improbables, porque las que me parecían imposibles las he visto cumplirse casi todas. Quizá deje de pedir deseos al ver estrellas fugaces y lo que haga sea correr tras ellos. Quizá deje la puerta abierta para que se vaya quien quiera y entre quien pueda, porque los portazos me han hecho sangrar más que cualquier herida. Quizá aprenda a respirar sin ahogarme y enseñe a mi corazón a latir sin acelerarse. Quizá todo vaya un poquito mejor de lo que va actualmente. Y si no, quizá saque coraje de donde aún no lo he hecho en presente.
Sed felices, es una orden.



(Hace más de un mes que no me paso por aquí. Sigo viva, os lo prometo. La literatura y yo no nos hemos dejado, sólo nos estamos dando un tiempo. Volveré pronto, cuidaos mucho y que os cuiden también. Feliz año a todos los que aún me leéis. Sois increíbles, mil gracias por tanto.)

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