Contrastes.

Human Hands IllustrationsEl cuerpo reacciona con mecanismos de defensa cuando el dolor es fuerte y continuado. Mi cerebro siembra el caos para equilibrar la balanza y mi corazón lo sufre. Somatizo en el lado derecho porque el izquierdo ya se pudre. Y una semana después consigo escribir que estoy jodida, que si no tuviese esta sensación de ahogarme juraría que no estoy viva.
Quiero aclarar que esto no es un poema por mucho que mi subconsciente se empeñe en que salga rima.

Ayer lloré como hacía tiempo que no. No podía aguantar más sin saber de dónde provenía el dolor y mamá me abrazó. Ella, que siempre sabe lo que me pasa incluso cuando no lo sé ni yo. Ella, que siempre hace magia y es fuerte por las dos.

Ayer quise dejarlo todo: la familia, los amigos, el trabajo, la escritura, Madrid, la vida. Quise arrancarme la piel y dejar sólo las heridas. Quise quitarme la mochila y soltar por una vez todo el peso que cargo. Yo no elegí mi pasado ni tampoco las consecuencias que he ido arrastrando. Sin embargo, el día a día me convierte en culpable en vez de en víctima. Pero yo no elegí la ansiedad, la depresión, la falta de autoestima. Nadie me preguntó si quería dejar de ser feliz. La vida eligió por mí. Mentira. La gente me hizo así.

Ayer quise dejarlo todo. Y mamá no paraba de repetirme que necesitaba encontrar ilusión. Yo, que cuando voy a coger el metro suspiro tres veces antes de subir al vagón. Que siento que me falta el aire si tengo que ir a un sitio que no conozco, que me quedo sin voz cuando me llaman por teléfono y respondo. Yo, que estoy escribiendo esto porque no me atrevo a decirlo en alto, que guardo silencio como si me hubiese comido la lengua el gato.

Ayer quise dejarlo todo, pero hoy ya no. Hoy quiero planear unas vacaciones con la familia, quiero recorrerme todos los garitos del país recitando poesía, quiero tatuarme cada segundo que sea feliz en el cuerpo, quiero que me hables del tiempo, quiero que me comas la boca la próxima vez que quedemos, quiero querer todas las cosas que quiero y sacar fuerzas y valentía para hacerlo.

Por ti, mamá. Y por la abuela, aunque haga hoy 8 años que ya está lejos. Por vosotras y también un poquito por mí, pero sobre todo porque os quiero.

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