Irrelevante.

Hay muchas cosas que me gustaría que supieras sobre mí. Cuando te sepas las más importantes, esas que cualquiera conocería después de hablar unos cuantos días de seguido conmigo, espero que quieras ir más allá, a lo aparentemente irrelevante. Conocerme siempre, cada día, un poco más.

Por ejemplo, mis complejos: Como que no me gustan las fotos de perfil o en las que me río, o mejor dicho, que no me gustan las fotos. Que odio mi nariz, lo pronunciada que es mi barbilla y las arrugas de la frente. O que no me siento cómoda con mi cuerpo.

Espero también que te aprendas mis manías: Como que me cae mal la gente que dobla las páginas o pinta con bolígrafo los libros. O que me pongo todas las alarmas siempre acabadas en dos. O que para ducharme y dormir me quito collares, pendientes y anillos. Que si no pongo emoticonos, me parece que estoy siendo borde en una conversación.

Puedes explorar y descubrir también algunos detalles del cuerpo que habito: como los dos tatuajes en la espalda y la muñeca. O el lunar que tengo justo en el centro entre las tetas. O las cicatrices como consecuencia de una operación. También algunas marcas de caídas de pequeña y algún moratón.

Incluso, si te portas bien, tal vez te hable sobre mis miedos: Como el analizar continuamente si estoy actuando bien según mis principios. O el terror que me produce estar lejos de la gente que quiero por si un día necesitan mi ayuda y yo no puedo. También me atormenta que la gente se aburra o se canse de mí, intuyo que no es fácil una vida así. Incluso renuncié a mi sueño de publicar un libro por miedo a arrepentirme de él, por temor a que no me gustara el resultado y me avergonzase después.

Pero sobre todo, si te haces un hueco en mi vida, en mi mundo, muy dentro de mí, justo entre mis costillas, quiero que entiendas que irremediablemente escribiré sobre ti.